Un frío día de invierno un gran oso polar deambulaba de aquí para allá buscando comida cuando de repente pasó por delante de él una zorra que llevaba varios peces en una bolsa.
El oso estaba muerto de hambre y sintió que la boca se le hacía agua al ver el suculento manjar que la zorra se iba a zampar. Levantó la voz y le preguntó:
– ¡Hola, amiga! Veo que has tenido suerte y hoy vas a cenar como una reina… ¿Dónde has conseguido ese estupendo botín?
La zorra se paró en seco y con cara de despreocupación le dijo:
– Sencillo, amigo, simplemente fui a pescar.
– ¿A pescar? ¡Pero si el lago está helado!
La zorra, que era muy sabionda, se lo explicó de forma sencilla para que lo entendiera.
– ¡Amigo, no te enteras! El lago está helado en la superficie pero no en el fondo. Haz un agujero en el hielo con tus garras y después prueba a meter la cola en el agua. En cuanto los peces la vean se acercarán y se agarrarán a ella para mordisquearla. Cuando notes que han picado unos cuantos, da un tirón fuerte y ya está ¡Comida fresca y abundante para ti!
– ¡Uy, pues sí que parece muy fácil!…
– Lo es, pero te advierto que el agua está muy fría. Tienes que aguantar lo más que puedas porque cuantos más peces se peguen a tu cola mejor será la recompensa, pero tampoco te pases porque las consecuencias pueden ser nefastas. Yo diría que máximo cinco minutos.
– ¡Entendido! Muchas gracias por tu ayuda y tus buenos consejos.
– ¡De nada, amigo, que tengas mucha suerte!
La zorra continuó su camino y el gran oso blanco apretó el paso para llegar cuanto antes al lago. Como ya sabía se encontró con que no había agua sino una enorme plancha blanca que sólo servía para patinar o como mucho, para jugar un rato a tirar piedras y verlas rebotar. Animado por la sugerencia de la zorra, hizo un agujero con las patas, sentó sobre él su enorme trasero, y dejó caer su larga cola dentro del agua.
– ¡Brrrr, brrrr! ¡Qué fría está!
El oso sentía que el frío se apoderaba de todo su cuerpo pero intentó no moverse ni una pizca. Armado de paciencia esperó y esperó hasta que los peces empezaron a arremolinarse junto a su cola. En seguida percibió unos mordisquitos muy suaves y calculó que serían unos diez o doce peces nada más.
– Parece que el plan funciona pero tengo mucha hambre y necesito pescar al menos tres docenas. Aguantaré un ratito más a ver…
Dejó pasar no cinco sino diez minutos y el pobre ya no soportaba más la gélida temperatura del agua, así que se levantó de golpe y dio un fuerte tirón. Desgraciadamente la cola se había congelado como si fuera una estalactita de hielo y se partió de cuajo casi desde la raíz.
Por ser demasiado avaricioso el oso polar se quedó ese día sin comer, pero lo realmente curioso de esta historia es que desde entonces, él y sus congéneres nacen con la cola pequeñita y muy corta.
La princesa Uru era la heredera al trono del Imperio Inca. Su padre la adoraba y deseaba que en un futuro, cuando él dejara de ser rey, ella se convirtiera en una gobernante justa y querida por su pueblo. Por esta noble causa se había esmerado en educarla de forma exquisita desde el día de su nacimiento, siempre rodeada de los mejores maestros y asesores de la ciudad.
Desgraciadamente la muchacha no era consciente de quién era ni de lo que se esperaba de ella. Le daban igual los estudios y no le importaba nada seguir siendo una ignorante. Lo único que le gustaba holgazanear y vestirse con elegantes vestidos que resaltaran su belleza.
Por si esto fuera poco tenía muy mal carácter y se pasaba el día mangoneando a todo el mundo. Si no conseguía lo que quería perdía los nervios y se comportaba como una joven malcriada y déspota que pasaba por encima de todo aquel que le llevara la contraria. Así eran las cosas el día en que su padre el rey falleció y no tuvo más remedio que ocupar su lugar en el trono.
Los primeros días la nueva reina puso cierto interés en escuchar a sus ayudantes y actuó con responsabilidad, pero una semana después estaba más que aburrida de dirigir el imperio. Harta de reuniones y de tomar decisiones importantes, comenzó a comportarse como verdaderamente era: una mujer frívola que solo rendía cuentas ante ella misma.
Una mañana, de muy malos modos, se plantó ante sus secretarios.
– ¡Todo esto me da igual! Yo no quiero pasarme el día dirigiendo este imperio ¡Es el trabajo más aburrido del mundo! Yo he nacido para viajar, lucir hermosos vestidos y asistir a fiestas ¡De los asuntos de estado que se preocupe otro porque yo lo dejo!
Fueron muchos los que intentaron hacerla entrar en razón, entre ellos el consejero real.
– Señora, eso no es posible… ¡Usted debe comportarse como una reina madura y responsable! ¿Acaso no se da cuenta de que su pueblo la necesita? ¡No puede abandonar sus tareas de gobierno!
La reina Uru se giró apretando los puños y sus ojos se llenaron de rabia.
– ¡A todos los que estáis aquí os digo que sois unos insolentes! ¡¿Cómo osáis cuestionar mi decisión?! ¡Yo soy la reina y hago lo que me da la gana!
Estaba tan enloquecida que en un arrebato cogió un cinturón de cuero y lo blandió en el aire con furia.
– ¡Quiero que os tumbéis boca abajo porque voy a azotaros uno a uno! … ¡He dicho que todos al suelo!
El salón se quedó completamente mudo. El consejero y los ayudantes de la reina sintieron un escalofrío de terror, pero ninguno se atrevió a desobedecer la orden. Lentamente se arrodillaron y se dejaron caer sobre el pecho.
La reina apretó los dientes y levantó el brazo derecho, pero cuando estaba a punto de proceder, se quedó completamente paralizada como una estatua.
– ¡¿Pero qué demonios me está pasando?! ¡No puedo bajar el brazo! ¡No puedo moverme!
Todos los presentes se miraron unos a otros sin saber qué hacer, pero su sorpresa fue aún mayor cuando, sobre sus cabezas, apareció una majestuosa diosa cubierta con un manto de oro.
La divinidad permaneció unos segundos suspendida en el aire y fue descendiendo levemente hasta posarse frente a la paralizada reina Uru. Ante el asombro de los que estaban allí, habló. Sus palabras fueron demoledoras.
– ¡Eres una mujer malvada y egoísta! En vez de gobernar el reino con sabiduría y bondad prefieres humillar a tus súbditos y tratarlos con desprecio. A partir de ahora perderás tu belleza y todos los privilegios que posees ¡Te aseguro que sabrás lo que es trabajar sin descanso por toda la eternidad!
El suelo tembló y alrededor de la reina se formó una gran nube de humo gris. Cuando el humo se evaporó, en su lugar apareció una araña negra y peluda ¡La diosa había convertido a Uru en un arácnido feo y repugnante!
Uru no pudo protestar ni quejarse de su nueva condición. Su única opción fue echar a correr por los baldosines del palacio para no morir aplastada de un pisotón. Para su fortuna consiguió ocultarse en un rincón y, como todas las arañas, empezó a fabricar una tela con su propio hilo.
Cuenta la leyenda que, aunque han pasado varios siglos, Uru todavía habita en algún lugar del palacio imperial. Hay quien incluso asegura que la ha visto tejer sin parar mientras contempla con tristeza cómo la vida sigue su curso en el que un día muy lejano, fue su hogar.
En el inmenso planeta azul en que vivimos hay muchos tipos de búhos. Uno de los más curiosos y cantarines es el múcaro, que es como se conoce a un ave pequeña de ojitos redondos que únicamente habita en los bosques de la isla de Puerto Rico.
El múcaro tiene una particularidad muy especial: durante el día se esconde y solo se deja ver por las noches ¿Quieres saber por qué?
Cuenta una vieja leyenda de esta isla caribeña que hace mucho, mucho tiempo, en el bosque se celebraban fiestas muy divertidas en las que todos los animales se reunían para cantar, bailar y pasárselo fenomenal.
Cada vez que había un festejo, las diferentes especies se turnaban para organizar los múltiples preparativos necesarios para que todo saliera perfecto. En cierta ocasión este gran honor recayó en las aves.
Todos los pájaros, del más grande al más chiquitín, se reunieron en asamblea con el objetivo de distribuir el trabajo de manera equitativa. Como lo más importante era que las invitaciones llegaran con bastante tiempo de antelación, acordaron enviar como mensajera a la rápida y responsable águila de cola roja.
Encantada de ser la elegida, el águila de cola roja fue casa por casa entregando las tarjetas. A última hora llegó al árbol donde vivía el múcaro, y para su sorpresa, se encontró al pobre animalito totalmente desnudo.
El águila de cola roja se extrañó muchísimo y sintió un poco de apuro que trató de disimular.
– ¡Buenos días, amigo múcaro! Vengo a traerte la invitación para la próxima fiesta de animales.
El múcaro reaccionó con poco entusiasmo y ni siquiera se molestó en leerla
– ¡Ah, ya veo!… Déjala por ahí encima.
El águila de cola roja creyó oportuno interesarse por él.
– Perdona la indiscreción, pero veo que estás desnudo ¿Acaso no tienes ropa que ponerte?
El mucarito se sonrojó y completamente avergonzado, bajó la cabeza.
– No, la verdad es que no tengo nada, ni un simple jersey… Lo siento mucho, pero en estas condiciones no podré acudir a la verbena.
El águila de cola roja se quedó tan impactada que no supo ni qué decir. Hizo un gesto de despedida y con el corazón encogido remontó el vuelo. Nada más regresar convocó una reunión de urgencia para relatar a los demás pájaros la lamentable situación en que se encontraba el pequeño búho.
– ¡Tenemos que hacer algo inmediatamente! ¡No podemos permitir que nuestro amigo se pierda la fiesta solo porque no la ropa adecuada!
Una cotorra verde de pico color marfil fue la primera en manifestarse a favor del múcaro.
– ¡Claro que sí, entre todos le ayudaremos! Escuchad, se me ocurre algo: cada uno de nosotros nos quitaremos una pluma, juntaremos muchas, y se las daremos para que se haga un traje a medida. La única condición que le pondremos es que cuando la fiesta termine tendrá que devolver cada pluma a su propietario ¿Qué os parece?
Si algo caracteriza a las aves es la generosidad, así que la cotorra no tuvo que insistir; sin más tardar, todos los pájaros fueron arrancándose con el pico una plumita del pecho. Cuando habían reunido unas cincuenta, el águila de cola roja las metió en un pequeño saco y se fue rauda y veloz a casa del múcaro.
– ¡Toma, compañero, esto es para ti! Entre unos cuantos amigos hemos juntado un montón de plumas de colores para que te diseñes un traje bonito para ir a la fiesta.
El múcaro se emocionó muchísimo.
– ¿De veras?… ¡Pero si son preciosas!
– ¡Sí lo son! Puedes utilizarlas como quieras pero ten en cuenta que tienen dueño y tendrás que devolverlas cuando termine la fiesta ¿De acuerdo?
– ¡Oh, por supuesto! ¡Muchas gracias, es un detalle precioso! ¡Ahora mismo me pongo a coser!
El múcaro cogió aguja e hilo y durante una semana trabajó sin descanso en el corte y confección de su traje nuevo. Se esforzó mucho pero mereció la pena porque, la noche de la fiesta, estaba perfectamente terminado. Se lo puso cuidadosamente y cómo no, se miró y remiró en el espejo.
– ¡Caray, qué bien me queda! ¿Son imaginaciones mías o es que estoy increíblemente guapo?
No, no eran imaginaciones suyas, pues en cuanto apareció en el convite, su aspecto causó verdadera sensación. Muchos animales se acercaron a él para decirle que parecía un auténtico galán y las hembras de todas las especies se quedaron prendadas de su elegancia. El múcaro estaba tan orgulloso y se sentía tan atractivo, que se dedicó a pavonearse por todas partes, asegurándose de que su glamour no pasaba desapercibido para nadie.
Vivió una noche auténticamente genial, charlando, bailando y comiendo deliciosos canapés ¡Hacía años que no disfrutaba tanto! Pero nada es eterno y cuando la fiesta estaba llegando a su fin, empezó a agobiarse. Sabía que se acercaba la hora de devolver las plumas y le daba muchísima rabia. Ahora que tenía una ropa tan bonita y que le sentaba tan bien ¿cómo iba a desprenderse de ella?
Los invitados comenzaron a irse a sus casas y pensó que pronto no quedaría nadie por allí. En un arrebato de egoísmo e ingratitud, decidió que lo mejor era escabullirse por la puerta de atrás sin devolver las plumas. Miró a un lado y a otro con disimulo, se dirigió a la salida sin llamar la atención, y se internó en el bosque.
Poco después, la orquesta dejó de tocar y los camareros comenzaron a recoger las bandejas de pasteles donde ya solo quedaban las migas ¡La fiesta se daba por terminada!
Los pájaros que habían cedido sus plumas tan generosamente buscaron al múcaro por todas partes, pero enseguida se dieron cuenta de que el muy pillo se había esfumado. Esperaron un par de horas a que volviera e incluso alguno salió en su busca, pero nadie fue capaz de localizarle, ni siquiera en su hogar, cerrado a cal y canto. Del múcaro, nunca más se supo.
Cuenta la leyenda que aunque han pasado muchos años, todavía hoy en día las aves de la isla de Puerto Rico buscan al búho ladronzuelo para pedirle que devuelva las plumas a sus legítimos dueños, pero el múcaro se esconde muy bien y ya sólo de noche para que nadie le encuentre.
Adaptación de una antigua leyenda de Méjico
En un pueblo de Centroamérica existe una vieja leyenda que cuenta que hace muchísimos años, los perros se sentían muy tristes. Según esta historia, los cachorritos, desde que nacían, se comportaban de manera bondadosa con los humanos, les ofrecían su compañía sin pedir nada a cambio y siempre trataban de ayudar en las tareas del campo hasta que la vejez se lo impedía.
Desde luego, los hombres y mujeres de las aldeas no podían quejarse, pues no había en el mundo amigos más fieles y generosos que ellos.
La razón de su desconsuelo era que, a pesar de todo eso, algunas personas los trataban mal y no les daban ni un poco de cariño. Con toda la razón, consideraban que merecían un trato más digno y respetuoso por parte de la raza humana.
Un buen día, varias decenas de perros se reunieron en un descampado para poner fin a esa situación tan injusta. Hicieron un gran corro y debatieron largo y tendido con el fin de encontrar una solución. Después de deliberar y estudiar los pros y los contras, llegaron a una conclusión: lo mejor era pedir ayuda al bueno y poderoso dios Tláloc. Él sabría qué hacer y tomaría medidas inmediatamente.
Redactaron una carta para entregársela al dios y el perro más anciano la firmó en nombre de todos. Después, se hizo una votación. Salió elegido un perro negro de cuerpo musculoso y famoso por tener muy buen olfato para llevar a cabo la importante misión: recorrer cientos, quizá miles de kilómetros, hasta encontrar al dios Tláloc y entregarle el mensaje.
¡Qué orgulloso se sintió el joven perrito de poder representar a su comunidad y de que todos confiaran en sus capacidades! Sin embargo, cuando estaba listo para partir, surgió un pequeño problema: ¿Dónde debía guardar la carta?
En las patas era imposible porque necesitaba las cuatro para caminar día y noche; tampoco podía ser en el hocico, ya que el papel llegaría húmedo y además tendría que soltarlo cada vez que quisiera comer o beber ¡El riesgo de perderlo o de que se lo llevara el viento era muy alto!
Al final, todos se convencieron de que lo mejor sería que guardara la carta bajo la cola, sin duda el lugar más seguro. El perro aceptó y se despidió de sus amigos con tres ladridos y una sonrisa.
Desgraciadamente, han pasado muchos años desde ese día y el pobre perro aún no ha regresado. Se cree que el dios vive tan lejos que todavía sigue caminando sin descanso por todo el mundo, decidido a llegar a su destino.
Después de tanto tiempo, sucede que los demás perros ya no se acuerdan muy bien de su cara ni del aspecto que tenía; por eso, cuando un perro se cruza con otro al que no conoce, le huele la cola para comprobar si esconde la vieja carta y se trata del valeroso perro negro de cuerpo musculoso y buen olfato que un buen día partió en busca del dios Tláloc para pedirle ayuda.
antonio (miércoles, 19 febrero 2020 14:16)
TRABAJO CON O SIN EXPERIENCIA CUMPLE TUS SUEÑOS
Empresa en crecimiento busca personal como tú para trabajar medio tiempo, té ofrece la oportunidad de ser tu propio jefe(a) generando excelentes ingresos semanales, has parte de nuestro equipo realizando las siguientes funciones como: manejo de publicidad y atención alineas telefónicas (no call cent), manejo de papelería, todas estas funciones se realizan dentro de nuestras instalaciones.
Interesados en trabajar con nosotros preguntar por SR ANTONIO a los siguientes números -2357753-2357152
O enviar la hoja de vida al correo: asesorantonio18@gmail.com
Smit (jueves, 03 enero 2019 18:00)
Muy buena pagina
Melisa (jueves, 03 enero 2019 14:18)
Muchas gracias
Armando (jueves, 03 enero 2019 12:10)
Gracias por la imformacion
lorenso (domingo, 21 octubre 2018 21:07)
muy buena imformacion
miguel (domingo, 21 octubre 2018 21:05)
gracias una detallada informacion
Eperanza de bancor (miércoles, 29 agosto 2018 19:13)
Que ria saber sobre el anuncio de publicidad porfavor necesito exponer unos a nuncios en su Pagina WED muchas Gracias.RESPONDER
joaquin quinde (miércoles, 29 agosto 2018 19:07)
Buenas estuve viendo los anuncios de publicidad quería saber mas información sobre la publicidad tengo unos anuncios que quisiera dar a conocer en su Pagina WED.gracias .responder
humter (miércoles, 29 agosto 2018 19:01)
Muy buena imformacion gracias
luis alberto (domingo, 26 agosto 2018 13:06)
Muy buena imforacion
Juan (domingo, 26 agosto 2018 11:46)
gracias